GUERRAS FLORIDAS "XOCHIYÁOYOTL"
Las Guerras floridas o Xōchiyaoyōtl (del náhuatl xōchi- 'flor', yao- 'guerra' -yō- (derivativo)) eran un tipo de guerra ritual propio de los pueblos mesoamericanos en los siglos anteriores a la Conquista consistente en el acuerdo entre varias ciudades de organizar combates en los que se capturaban prisioneros de ambos bandos que eran sacrificados ritualmente, frecuentemente se realizaban en condiciones de sequía extrema.
ORIGEN DE LAS GUERRAS FLORIDAS
Las guerras floridas (Xochiyaoyotl en náhuatl) fueron la cacería divina del hombre mesoamericano hecha por el dios Sol. Para el hombre prehispánico el sol, al salir en el oriente, mataba con las flechas de sus cuatrocientos (innumerables) rayos de luz a las cuatrocientas estrellas. Vencía a la Noche y se hacía el Día. Era un guerrero celeste, Ilhuicamina, flechador del cielo. Como el águila es el ave suprema cazadora del cielo, ella representa al sol. El águila desciende sobre el nopal, y atrapa en sus garras las tunas florecidas que representan al corazón del hombre, el cuauhnochtli, la tuna del águila.
La guerra era muy común en el mundo de los Aztecas. Siempre ellas tenían que defender su tierra y aumentar su región de México. Pero había una base para la guerra en su religión (el sol necesitaba sangre y sacrificio para mantenerse). Por eso, los cautivos de los Aztecas eran muy importantes para los ritos religiosos. Y los sacerdotes Aztecas siempre necesitaban más.
SIGNIFICADO DE LAS GUERRAS FLORIDAS
Las guerras floridas, sin embargo, era algo diferente. Cuando los sacerdotes decían que el sol y los dioses necesitaban más comida, más sacrificios, dos pueblos aztecas tenían una guerra florida solamente para sostener el sol. En estas guerras, los dos pueblos Aztecas mandarían sus caballeros a un campo sagrado para el batallón. Eran un poco como los torneos de la Edad Media en Europa, pero en esos los dos pueblos robaron al muerto.
Pero morir en las guerras floridas era un honor, también. En la gran Piedra del Sol o Calendario Azteca, a los lados de la cara del sol se ven las dos garras del águila aprisionando corazones humanos, y en la parte trasera del monolito llamado el Teocalli de la Guerra Sagrada, está el águila posada sobre las tunas-corazones producto del tunal divino que es el nopal. Allí mismo el águila muestra en su pico el jeroglifo atl-tlachinolli formado por una corriente de agua y otra de fuego. La primera representa al líquido precioso que es la sangre humana, o al atlati el lanzadardos, y la segunda al incendio de los templos, señal de la victoria.
CORAZONES HUMANOS: LAS FLORES DE LAS GUERRAS FLORIDAS
Este jeroglifo en el pico del águila es el grito que pregona la Guerra Florida. A ella iban los guerreros jaguares, guerreros de la Noche, a luchar contra los guerreros águila, guerrero del Día. Iban al campo de batalla a recolectar flores (corazones) porque en la piedra de los sacrificios, al golpe de cuchillo del sacrificador, surgía la flor más preciosa, el corazón del hombre. De allí el nombre de Guerras Floridas. Los corazones eran depositados en el cuauhxicalli, la jícara o vaso de águila, y a él descendía el guerrero celeste en forma de colibrí a libar la miel (la sangre) de aquella flor preciosa. Esta guerra representa lo más sagrado de lo religión del hombre mesoamericano: la cacería de hombre hecha por Dios.
Ese misticismo de llegar a Dios mediante el sacrificio de las Guerras Floridas o Guerra Sagrada la culminación religiosa de los mesoamericanos: mexicas, tarascos, tlaxcaltecas, cholultecas. Cuando un guerrero en aprisionado en las guerras floridas doblaba la rodilla y decía "padre mío" al que lo capturaba, y éste exclamaba "hijo mío". Se entendía que Dios mismo era quien lo capturaba en las guerras floridas. Morir en la piedra del sacrificio era el honor más grande que recibía el sacrificado y su familia, puesto que era deificado, de la misma manera que llega al altar un mártir del cristianismo. Y huir del sacrificio era enorme deshonra. Así se comprende perfectamente el caso del poderoso guerrero tlaxcalteca Tlahuicole: lo hicieron prisionero los huejotzincas y fue llevado ante Moctezuma II, quien, por tratarse de tan eminente guerrero, le dio la libertad; pero Tlahuicole no quiso regresar a su patria por considerarlo ignomiso, sino ir a la campaña contra los tarascascos y, finalmente, pidió morir en el sacrificio gladiatorio. Él ya pertenecía a los dioses del cielo, habiendo sido capturado en las guerras floridas.
Los cronistas dicen que las Guerras Floridas se establecieron en tiempos de Moctezuma Ilhuicamina, que tomó posesión del trono Azteca por 1438 y gobernó unos treinta años, pero quizá ella fue herencia dejada por los toltecas. El motivo de establecer las guerras floridas fue que, no habiendo motivo de guerras por represión o conquista, tuvieron que celebrar contratos de guerras ceremoniales con distintos pueblos para así tener víctimas para el sacrificio, esto es, las guerras floridas. Lo cual puede indicar que los sacrificios tenían que ser ejecutados solamente en prisioneros de guerra. Los Aztecas celebraron guerras floridas con Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo y Atlixco. Los tarascos tenían tambien guerras floridas entre Pátzcuaro y los pueblos isleños.
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